Desafortunadamente, el Faraón no dejó libre a los Hebreos, y Egipto, sufrió extrema devastación a causa de las 10 plagas. No quedó mucho en Egipto después de las plagas, y el cruce del Mar Rojo. Los Egipcios, habían perdido su ejército, cosechas, ganado, y hasta sus hijos primogénitos. Las 10 plagas pueden ser encontradas en la Biblia desde el Libro de Éxodo, Capítulo 7, Versículo 14. Hasta Éxodo, Capítulo 12, Versículo 36.
Primera Plaga. El agua se torna sangre.
Esta plaga tuvo consecuencias devastadoras para la civilización egipcia, ya que el Nilo era una fuente vital de agua y sustento para el país. El agua contaminada con sangre causó la muerte de los peces y otras criaturas acuáticas, lo que afectó la cadena alimentaria y la economía. Además, se volvió imposible para los egipcios beber agua o utilizarla para riego, lo que provocó una escasez generalizada.
A pesar de los esfuerzos de los magos egipcios por replicar este milagro, no pudieron revertir la plaga.
Segunda Plaga. Plaga de ranas.
La plaga comenzó cuando Aarón, el hermano de Moisés, extendió su mano sobre los ríos, canales y estanques de Egipto, y miles de ranas invadieron la tierra. Estos anfibios se multiplicaron rápidamente, llenando todas las áreas habitadas del país. Las ranas se adentraron en las casas, en las camas de las personas e incluso en sus hornos y recipientes de comida. Era imposible escapar de ellas.
El faraón, ante la incomodidad y la destrucción causada por las ranas, buscó ayuda de Moisés y Aarón. Prometió liberar a los hebreos si la plaga desaparecía. Moisés, actuando como intermediario entre el faraón y Dios, le pidió al faraón que decidiera cuándo quería que las ranas se fueran. El faraón respondió "mañana", esperando ganar tiempo y retener a los hebreos.
Sin embargo, cuando las ranas desaparecieron al día siguiente, el faraón no cumplió su promesa y endureció su corazón. Esto llevó a la continuación de las plagas en Egipto como parte del plan divino para persuadir al faraón de liberar al pueblo hebreo.
Tercera Plaga. Plaga de los piojos.
La plaga de los piojos se caracterizó por la repentina infestación de piojos en hombres y animales por igual. Se dice que Moisés extendió su vara y golpeó el polvo de la tierra, lo que provocó que este se convirtiera en enjambres de piojos que cubrían todo el país. Los piojos se adhirieron a las personas y a los animales, causando picazón, irritación y molestias.
Esta plaga fue particularmente angustiante para los egipcios, ya que los piojos eran considerados impuros y la infestación era un símbolo de degradación y humillación. Aunque los magos del faraón intentaron replicar el milagro de Moisés, no pudieron hacerlo, lo que llevó a algunos de ellos a reconocer la autoridad divina detrás de las plagas.
A pesar del sufrimiento causado por la plaga de los piojos, el faraón continuó endureciendo su corazón y se negó a liberar a los israelitas.
Cuarta Plaga. Plaga de las moscas.
La plaga de las moscas se desató sobre Egipto después de que el faraón se negara una vez más a dejar partir a los israelitas. Las moscas invadieron todo el país, infestando hogares, campos y templos. Eran tantas que resultaba imposible escapar de ellas. Las moscas eran una fuente de molestia y contaminación, y su presencia constante afectó la vida cotidiana y la economía del antiguo Egipto.
Esta plaga tuvo un impacto significativo en la sociedad egipcia, ya que las moscas eran consideradas impuras y se asociaban con la corrupción y la falta de higiene. La plaga afectó la agricultura, ya que las moscas dañaban los cultivos y el ganado. Además, interrumpieron las prácticas religiosas y sacrificiales, ya que se posaban en los altares y contaminaban los rituales.
Quinta Plaga. Plaga del ganado.
La plaga del ganado se caracterizó por la muerte masiva de los animales domesticados en Egipto, incluyendo el ganado, las vacas, los caballos, los burros y las ovejas. Estos animales eran vitales para la economía y la vida cotidiana del antiguo Egipto, ya que proporcionaban alimento, transporte y fuerza de trabajo.
La plaga comenzó con la muerte repentina de los animales, que fueron afectados por una enfermedad o una plaga misteriosa. Los animales enfermaron y murieron en grandes cantidades, causando una devastación económica y una pérdida de recursos para el pueblo egipcio.
A pesar de la calamidad que afectaba a Egipto, el faraón continuó negándose a liberar a los israelitas.
Sexta Plaga. La plaga de las úlceras.
La plaga de las úlceras se caracterizó por la aparición de llagas y úlceras dolorosas en la piel de los egipcios y en el ganado. Estas heridas eran tan severas que causaban un intenso sufrimiento y malestar. Los egipcios intentaron aliviar su dolor, pero no pudieron encontrar ninguna solución.
A lo largo de la narrativa, se menciona que Moisés, quien era el líder del pueblo de Israel, fue instruido por Dios para advertir al faraón sobre las consecuencias de su negativa a liberar a los hebreos. Sin embargo, el faraón continuó endureciendo su corazón y se negó a ceder.
La plaga de las úlceras fue una de las plagas más impactantes y dolorosas que sufrieron los egipcios. Esta plaga sirvió como una demostración del poder divino y de la ira de Dios hacia la opresión del pueblo de Israel.
Séptima Plaga. Plaga de granizo.
Según el relato, Moisés advirtió al faraón sobre la inminente llegada de una granizada devastadora. Sin embargo, el faraón desestimó la advertencia y se negó una vez más a liberar a los israelitas. Como consecuencia, una tormenta de granizo azotó la tierra de Egipto, destruyendo los cultivos, el ganado y cualquier cosa que quedara a la intemperie.
Esta plaga fue especialmente devastadora porque Egipto dependía en gran medida de la agricultura. El granizo destrozó los campos, arruinando las cosechas y causando hambruna. Solo en la región de Gosen, donde vivían los israelitas, no cayó granizo, lo que fue un signo evidente de la protección divina.
Finalmente, el faraón reconoció la fuerza y la ira de Dios después de presenciar la destrucción causada por la plaga de granizo. Momentáneamente se mostró arrepentido y prometió liberar a los israelitas. Sin embargo, una vez que la tormenta cesó, el faraón volvió a endurecer su corazón y se negó a cumplir su palabra.
Octava Plaga. Plaga de las langostas.
La plaga de las langostas se describe como una invasión masiva de estos insectos voraces que arrasaron con los cultivos y las plantaciones de Egipto. Las langostas son conocidas por su capacidad para destruir vastas áreas de vegetación en poco tiempo debido a su gran número y su apetito insaciable. Se alimentan de hojas, brotes y tallos de plantas, dejando tras de sí un paisaje desolado.
La llegada de las langostas fue un golpe devastador para la economía egipcia, ya que la agricultura era la principal fuente de subsistencia en ese momento. Las plantaciones de trigo, cebada y otros cultivos esenciales fueron completamente arrasadas, lo que provocó una escasez de alimentos y una grave crisis en el país.
A pesar de los intentos del faraón por detener la plaga, como pedir ayuda a Moisés y Aarón, las langostas persistieron y cubrieron todo el país, oscureciendo el cielo con su presencia. La plaga solo cesó cuando Dios retiró las langostas tras la intervención de Moisés.
Novena Plaga. Plaga de las tinieblas.
Durante esta plaga, una densa oscuridad cubrió toda la tierra de Egipto durante tres días. Esta oscuridad era tan espesa que la gente no podía ver ni moverse, y ningún rayo de luz penetraba en sus hogares. Sin embargo, los israelitas tenían luz en sus lugares de residencia.
Esta plaga tuvo un impacto devastador en la vida cotidiana de los egipcios, ya que las actividades diarias se vieron interrumpidas. La oscuridad total generó un sentimiento de miedo y desesperación en la población, ya que no podían hacer nada hasta que la plaga finalmente se disipara.
El faraón, después de soportar las nueve plagas anteriores, finalmente cedió y accedió a liberar a los israelitas. Sin embargo, después de que la oscuridad desapareció, volvió a cambiar de opinión y persiguió a los israelitas una vez más, lo que condujo a la última y más dramática plaga...
Décima Plaga. Plaga de la muerte de los primogénitos.
La última plaga de Egipto, conocida como la plaga de la muerte de los primogénitos, esta plaga fue la décima y la más devastadora de todas las plagas enviadas por Dios para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto.
La plaga de la muerte de los primogénitos ocurrió durante la noche. Según la advertencia de Moisés, Dios iba a pasar por Egipto y matar a todos los primogénitos, desde los primogénitos de los hombres hasta los primogénitos de los animales. Sin embargo, los israelitas recibirían protección si marcaban las puertas de sus casas con la sangre de un cordero sacrificado.
Cuando llegó la noche, el ángel de la muerte pasó por todo Egipto y mató a los primogénitos en cada hogar, desde los hijos de los faraones hasta los de los esclavos y los animales. Sin embargo, las casas de los israelitas marcadas con la sangre del cordero fueron pasadas por alto y sus primogénitos se salvaron.
La plaga de la muerte de los primogénitos fue un evento traumático y devastador para el antiguo Egipto, ya que afectó a todas las familias sin excepción. Después de esta plaga, el faraón finalmente liberó a los israelitas y les permitió salir de Egipto, poniendo fin a su esclavitud.
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